(Des)equilibrium: Sentimientos (des)afinados

No creo

No creo en eso de confiar en la suerte; ella nunca confía en uno y siempre da la espalda.

No creo en el destino, aunque tampoco encuentro el motivo. Supongo que estaré predestinado a no creer.

No creo en el tiempo. Perfecciona los virus, ensancha las distancias, y deteriora todo lo demás.

No creo en las canciones de amor, pues un corazón enamorado no entiende de ritmo ni métrica.

No creo en la felicidad plena. La felicidad propia nunca será plena, y la del ser amado siempre nos hará sufrir.

No creo en la discriminación; sea lo que sea, si la naturaleza lo permite no puede ser tan malo.

No creo en la violencia como solución, quien trata de solventar un problema con otro tiene tres en realidad.

No creo en la confianza ciega: una luz tan radiante forzosamente ha de provocar sombras.

No creo en el amor a primera vista. De ser posible, no tendríamos los ojos en la cara, sino en el corazón.

No creo en lo que diga la gente; al fin y al cabo yo también soy 'gente', y me conozco mucho mejor.

No creo en la Iglesia. Una multimillonaria organización internacional con documentos secretos no tiene pinta de ONG.

No creo en 'nunca jamás', pues nunca jamás tendrá nadie pleno control sobre sus actos futuros.

No creo en la palabra exacta. Decir con exactitud lo que quieren oír pierde su exactitud al mismo tiempo que su veracidad.

No creo en los imposibles, fueron ideados como la excusa perfecta para poder rendirse.

No creo en la eternidad. Todo llega a su final, especialmente aquello que no debería tenerlo.