domingo, 3 de febrero de 2013

La vida en una frase (II)
(Optimismo)

Charles Monroe Schulz, si os digo su nombre seguramente a la mayoría se le escapará quién fue este señor. Pero si os digo que fue el historietista más importante del s.XX, padre de las populares historietas de Peanuts, quizás a alguno empiece a sonarle un poco más. Tal vez no haya escogido a un personaje muy relevante o demasiado conocido, pero su obra sí que lo es. Y es que Charlie Brown, Snoopy y compañía son personajes que todos hemos visto alguna vez en los 50 años en los que Charles Schulz les daba vida día tras día.

Nacido en 1922 y fallecido en el año 2000, este dibujante consideraba que el comic no dejaba de ser un arte menor, pero él mismo demostró como nadie el poder de tales poblicaciones. Fue en realidad un innovador en su género, al introducir la vida cotidiana en un mercado dominado por la acción, lo que le ayudó a ganarse a niños y adultos. Si nadie se ha parado nunca a ver una historieta de Peanuts le recomiendo que lo haga, pues refleja sin estridencias la 'cara B' del sueño americano, y envía unos mensajes, a veces sutiles, a veces no tanto, realistas y enriquecedores.

Y mi frase de esta entrada viene motivada principalmente por la creciente sensación de que todo se vuelve por momentos demasiado serio, demasiado estricto. En una sociedad donde perfectamente podrían declarar la crítica destructiva como 'deporte olímpico' por la cantidad de aficionados e incluso profesionales que tiene; en un mundo donde el más mínimo error se mira con lupa, muy especialmente si se trata de los errores ajenos, quiero hacer un alto en el camino para decir:

Si se me diera la oportunidad de hacer un regalo a la siguiente generación, sería la capacidad de reírse cada cual de sí mismo.
Charles M. Schulz.

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